¿Qué clase de "tribu" somos?
Ahora que la sociedad busca ser más empática, celebrando la diversidad, apoyando a todos los colectivos y destacando la belleza de nuestras diferencias, parece contradictorio que ese respeto se diluya cuando se trata de los más pequeños. Nos esforzamos en respetar opiniones, identidades y formas de vivir, pero ¿por qué tantas veces olvidamos extender ese mismo nivel de consideración y cuidado a los niños y niñas, quienes más lo necesitan?
¿Te has parado a pensar en el impacto que tiene un abrazo, una mirada de comprensión o unas palabras llenas de respeto en un niño/a?
Los niños no solo necesitan comida o techo, necesitan sentirse amados, seguros, parte de algo más grande. Necesitan una tribu que los sostenga.
Cuando un niño se siente rechazado o no comprendido, algo dentro de él se rompe. Y aunque crezca, ese vacío lo acompañará. Porque un niño que no se siente visto buscará desesperadamente esa validación, a veces de formas que ni siquiera entenderá.
Ser su tribu no es solo una opción, es un deber.
Cada gesto, cada límite respetuoso, cada muestra de amor deja una huella que define quiénes serán mañana. Ellos no tienen que quemar aldeas para encontrar calor si se lo damos desde el principio.
¿Estamos construyendo esa aldea que abraza y nutre a nuestros niños y niñas?
Comentarios
Publicar un comentario