La sobreestimulación infantil

¿Qué es la sobreestimulación infantil?

La sobreestimulación se refiere a cuando un niño o niña está expuesto a demasiados estímulos sensoriales—como luces brillantes, ruidos fuertes o texturas intensas—al mismo tiempo, y su cerebro aún inmaduro no es capaz de procesarlos adecuadamente. Es como si recibiera demasiada información de golpe, sin tiempo para digerirla. 

Esto no solo puede generar cansancio e irritabilidad, sino que también puede afectar su capacidad de atención y su desarrollo neurológico a largo plazo. En palabras simples: no pueden centrarse, se agobian y su sistema nervioso se desregula. 

Estudios recientes han mostrado que esta saturación sensorial puede estar asociada con dificultades en la concentración y en el aprendizaje temprano (Takahashi et al., 2023). Esto nos invita a preguntarnos: ¿Estamos ofreciendo entornos adecuados para su ritmo y necesidades reales?

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El impacto de los entornos escolares saturados

Los espacios educativos, especialmente durante la etapa infantil, desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de la atención, la autonomía y la capacidad de concentración. Estudios recientes han evidenciado que un exceso de elementos visuales en el aula puede interferir negativamente en estos procesos (Stern-Ellran et al., 2016)

Fisher, Godwin y Seltman (2014) observaron que los niños expuestos a aulas muy decoradas pasaban un 38,6 % del tiempo fuera de tarea, frente al 28,4 % en aulas más sobrias. Esto pone de relieve la importancia de diseñar espacios ordenados, estéticamente calmados y adaptados a las necesidades reales de la infancia.

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La vuelta a los colores neutros y materiales naturales

Como respuesta a estos hallazgos, muchas aulas de educación infantil han optado por reducir la carga visual y adoptar una estética más serena. El uso de colores neutros y materiales naturales, como la madera o el mimbre, no solo cumple una función estética, sino que responde a criterios pedagógicos respaldados por enfoques como Montessori o Reggio Emilia. Estos modelos promueven entornos preparados que invitan a la calma, favorecen la concentración y fomentan la conexión con el entorno (Dyck, 1999). 

Además, los materiales naturales ofrecen una experiencia sensorial más rica y auténtica, sin necesidad de recurrir a estímulos artificiales que puedan sobrecargar al niño. 

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Beneficios de los juguetes tradicionales

En paralelo, se ha producido un renovado interés por los juguetes tradicionales, alejados de las funciones electrónicas y centrados en la acción del niño. A pesar de su aparente simplicidad, estos juguetes ofrecen grandes beneficios para el desarrollo cognitivo, lingüístico y motor. Sosa (2016), en un estudio publicado en JAMA Pediatrics, evidenció que los bebés que interactuaban con juguetes no electrónicos presentaban una mayor cantidad y calidad de lenguaje en comparación con aquellos que jugaban con dispositivos electrónicos. 

Los juguetes tradicionales permiten una mayor implicación activa, favorecen la imaginación y estimulan habilidades esenciales como la resolución de problemas o la coordinación ojo-mano. Frente a la pasividad que a menudo generan los juguetes con estímulos automáticos, los juguetes sencillos promueven un juego más profundo y enriquecedor.

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Recomendaciones para familias 

  • Priorizar juguetes simples y abiertos: Es preferible optar por materiales que fomenten la creatividad y la participación activa del niño, como bloques de construcción, puzles, muñecos sin sonido, materiales de arte o instrumentos musicales sencillos. Incluso objetos de la naturaleza como hojas, flores, piedras... pueden despertar su imaginación. Juguetes: Consideraciones a tener en cuenta
  • Crear entornos tranquilos: Un espacio ordenado, con colores suaves y materiales naturales, contribuye a crear un ambiente emocionalmente seguro y propicio para el aprendizaje. No se trata de eliminar todos los elementos decorativos, sino de ofrecer un entorno equilibrado.
  • Fomentar el juego libreEl tiempo no estructurado es fundamental para el desarrollo de la creatividad, la autorregulación emocional y la capacidad de concentración. Permitir que los niños jueguen sin una guía constante es una forma de confiar en sus capacidades.
  • Limitar la exposición a pantallasLas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud aconsejan evitar el uso de pantallas en menores de dos años. Además de establecer tiempos definidos, es fundamental acompañar el uso y asegurar que el contenido sea adecuado para su edad. En esta entrada profundizo sobre su uso: Las pantallas 📲
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