Beneficios de la danza en Educación Infantil

BENEFICIOS DE LA DANZA EN EDUCACIÓN INFANTIL

Mañana, 29 de abril, celebramos el Día Internacional de la Danza, una fecha para poner en valor algo tan natural y esencial como el movimiento. En los últimos años, gracias a plataformas como TikTok, la danza se ha vuelto algo accesible para todo el mundo, sin importar la edad. Pero la danza, en realidad, siempre ha sido parte de nosotros a través de la historia, una forma de expresarnos y conectar con lo que sentimos.

En Educación Infantil, la danza es una herramienta pedagógica que ayuda a los niños y niñas a desarrollarse de una manera completa: física, emocional, social y cognitivamente. No se trata solo de enseñarles pasos o coreografías para los eventos con las familias, sino de brindarles un espacio para descubrir su cuerpo, explorar sus emociones y aprender a comunicarse con los demás.

En esta entrada quiero contarte algunos de los beneficios más importantes que la danza aporta a los más pequeños.

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1. Impulsa el desarrollo psicomotor de forma integral

Desde los primeros meses de vida, el cuerpo es el principal canal de exploración del entorno. La danza, entendida como movimiento libre o dirigido, fortalece habilidades esenciales como el equilibrio, la coordinación, la lateralidad, la conciencia espacial y el control postural.

Según Abellán Roselló (2021), trabajar la danza en edades tempranas potencia significativamente el desarrollo psicomotriz, mejorando la capacidad de los niños para interactuar con el espacio, los objetos y las personas que les rodean. Además, moverse al ritmo de una música, seguir secuencias coreográficas o improvisar movimientos espontáneos ayuda a integrar el esquema corporal, que es la base de futuras habilidades académicas como la lectoescritura.

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2. Estimula funciones cognitivas esenciales para el aprendizaje

Cuando un niño baila, su cerebro está trabajando intensamente. No solo coordina movimientos, sino que también ejercita la atención, la memoria de trabajo, la planificación y la resolución de problemas.

Un reciente informe de Dance Open Show International (2023) destaca que la práctica habitual de la danza contribuye a fortalecer las redes neuronales vinculadas con las funciones ejecutivas, fundamentales para el éxito académico y personal. Recordar pasos, adaptarse a los cambios de ritmo o improvisar ante imprevistos favorece la flexibilidad cognitiva y la regulación emocional, habilidades clave que no siempre se abordan de manera explícita en las aulas.

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3. Refuerza la autoestima y el autoconcepto

La danza también es un lenguaje emocional. Permite expresar sentimientos sin necesidad de palabras, ofreciendo un espacio seguro para mostrar quiénes somos.

Diversos estudios, como el de Rusillo Magdaleno, Solas Martínez y Suárez-Manzano (2022), confirman que la práctica de danza mejora el autoconcepto y la percepción de felicidad en niños y adolescentes. Cada pequeño logro —aprender un paso nuevo, participar en una representación, crear una coreografía propia— refuerza la autoeficacia y la autoestima.

En Educación Infantil, estos logros se traducen en miradas de orgullo, en risas compartidas, en una confianza creciente para explorar el mundo. Fomentar la autoestima desde edades tempranas es fundamental para el bienestar emocional a largo plazo, y la danza nos ofrece un camino natural para conseguirlo.

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4. Favorece las habilidades sociales y emocionales

Bailar en grupo implica escuchar, observar, respetar turnos, coordinarse con los demás... Sin apenas darnos cuenta, trabajamos la empatía, la cooperación, la expresión emocional y la comunicación no verbal.

Un análisis cualitativo de Saiz-Colomina et al. (2022) muestra que integrar unidades didácticas de danza en Educación Física mejora notablemente las habilidades socioemocionales del alumnado. Compartir una coreografía, improvisar en dúo, o simplemente moverse en sincronía con otros niños y niñas, genera vínculos, fortalece la identidad de grupo y enseña a convivir de forma respetuosa y creativa.

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5. Promueve la inclusión y celebra la diversidad cultural

La danza no entiende de idiomas, ni de culturas, ni de capacidades físicas. Es un lenguaje universal que todos los niños y niñas pueden aprender, disfrutar y compartir.

Trabajar distintos estilos de danza en el aula (danza africana, flamenco, danza clásica, bailes populares...) abre una ventana al mundo, fomentando la curiosidad, el respeto y la valoración de otras culturas.

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Referencias

  • Abellán Roselló, L. (2021). Beneficios de la danza académica en el desarrollo psicomotriz en Educación Infantil. Pulso. Revista de Educación, (44), 39–49. https://doi.org/10.58265/pulso.4650

  • Dance Open Show International. (2023). Explorando los beneficios neurocognitivos de la danza en niños y jóvenes. Dance Open Show International

  • Rusillo Magdaleno, A., Solas Martínez, J. L., & Suárez-Manzano, S. (2022). Influencia de la danza sobre la felicidad y el autoconcepto en niños y adolescentes. EmasF. Revista Digital de Educación Física, (75), 239–250. 

  • Saiz-Colomina, P., Giménez-Meseguer, J., García-Martínez, S., & Ferriz-Valero, A. (2022). Beneficios de la danza sobre las habilidades sociales y emocionales en Educación Física en la etapa de Educación Primaria: Un análisis cualitativo. Transformar, (2), 1–15.

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